mardi 4 décembre 2007

l'orage


y me dices que primero pregunte, preguntar qué cuando ya la duda se ha disfrazado de certeza e indómita devora ese jardín que tanto hemos cuidado, arrasando el cariño con el que le cantábamos a las plantas y protegíamos a las pequeñas flores de la lluvia, esa que tanto nos gusta ver caer desde la ventana…
y ese disfraz se sale del tiempo y de la razón, su persistencia en el pasado a veces me grita al oído, diciéndome que siempre estará, y sorda avanzo ciega con los brazos extendidos en la noche, preguntándome porqué he llegado hasta allí y cómo salgo ahora, mientras tu mano para retenerme y no la alcanzo, simplemente porque me he resbalado en la piedra mojada y me he caído en la tierra húmeda que ahora huele a muerte. Y entonces ese olor me recuerda a las pequeñas casas de madera que un día vimos y que sostuvieron nuestro sueño…
sólo dime si, sedada, sabré escuchar tu voz y podré ir así como cuando era niña y despertaba de mi pesadilla corriendo hacia los brazos de mi padre; dime si se puede hacer dormir a mis demonios y que todo lo demás seguirá con la misma vigilia despierta y lúcida que a veces tiene mi pluma,
dime si, sedada, será más fácil agarrarme de tu mano sin temer al vacío y entonces podré, impía, desterrarme del cielo y del infierno para errar por el mundo, hija de Edipo, lejos de su reino.