mardi 11 novembre 2008


Creo en la contradicción, en la intensidad de los sentimientos y de las palabras en su apariencia efímera, en el cambio, en la risa –la dulce y la amarga-, en los sueños de la noche, de las sábanas y también en los del sol (no menos evidentes),en el misterio del presente (pese a detractores…), en el pasado remoto –que no mejor- en los sueños, en las alas, en el absurdo, en el tiempo.
Aún me resisto creer en la maldad y en lo absoluto, pese al error al engaño y a la mentira que habita en cada uno.
No sé si creo en el alma y desconfío de la belleza no por su apariencia, sino por su luz que a veces enceguece o por su licor que siempre embriaga.
Definitivamente no creo en el olvido sino en la transmutación, en el aquí y el allá y el ahora. Y últimamente he descubierto la certeza del quizás y el tal vez que nacen en el tiempo pese al imperio de lo inmediato. No creo que las personas sean superficiales sino que sólo se esconden. Tampoco que quieran hacernos daño, sino que sólo se equivocan y no se ven. Así como a veces no sé dónde estoy y trato de verme en estas palabras de las que quizás, debería desconfiar.