lundi 21 septembre 2009

Retrospectiva


Aún queda escribir. No se sabe bien para qué; la historia se cuenta de distintas formas. O quizás sólo de dos: desde el yo que desearíamos ser y desde el que inevitablemente somos. La trampa es que se esconden. El primero es experto en las apariencias, y habla mucho, sobre todo se llena la cabeza de excusas, eso sin contar las palabras que usa, definitivas, muros impenetrables. El segundo, en cambio, es más tímido, creo que es él quien busca la compañía del primero, no me atrevería a asegurarlo. Pero es que a veces nos sorprende con pensamientos indeseables y acciones que mejor no recordar. A lo mejor tiene que ver con que el contar nuestra historia implica recordar y ya conocemos todos que éstos son los más expertos en el arte de la transformación. El tema es que me he visto decir cosas que en realidad quise que sucedieran, me he visto hablando de mí con una máscara que cuesta mucho despegar. Quizás no tenga que hacerlo, no depués de esta aclaración, pero igual me gusta recordarme y contarme a mí misma mi historia, así como cuando de pequeña imaginaba que me entrevistaban. Me sorprende mi indiferencia actual hacia el pasado, hacia mi pasado, perdón. Es que al fin tiene su lugar y después de la debacle del computador en el que perdí todas mis fotos ya no queda mucho a qué recurrir. Y lo agradezco, solía perder mucho tiempo repasando las imágenes de mi vida. También pienso en las decisiones que tomé tan inocentemente, es decir, sin tener idea de nada. De cómo me he obligado a hacer cosas, como estudiar en el Carmela, terminar la pedagogía, entre otras. Es cierto que la disciplina tiene una gran ventaja, te da la sensación de que puedes hacer lo que quieras, que todo lo vas a lograr. El problema surge cuando no sabes bien qué es lo que quieres. Es extraño empezar a pensar en esto de si volviera a nacer.. .serán los 30? Mejor pienso en qué haría con el loto. Hay algo sí que siempre ha estado presente: me gusta descubrir cosas nuevas, desafiar mis miedos y caminar.

Una visita inesperada al antaño


Hoy fui la visitante de una torre devastada por el orgullo las ausencias las carencias los miedos y la angustia. Creí que iba a encontrar, a pesar de todo, un rincón en donde pasar una tarde de sol,los juegos en el pasto, la risa espontánea. Por unos momentos también fui parte de la caída y me vi volando por una ventana, en busca de aire. Entré a la habitación más oscura. Había una mujer que lloraba por el desamor, una cama vacía y una niña que se paseaba por todos lados preguntándose por el mundo. La desnudez del c uerpo era el espejo de un alma cansada, pero aún transparente. Yo tampoco sé qué hacer ni qué decir, pero estoy aquí (y allá).