jeudi 17 décembre 2009

LA GRAN MURALLA CHINA


En algún lugar de un nosotros se va construyendo una gran muralla china. Su construcción es lenta y dolorosa y al igual que la otra, se alza sobre las montañas. Aunque parezca dudosa, ésta crece subrepticiamente y casi sin darnos cuenta. La duda viene del hecho de que por su magnitud e imperiosidad es casi imposible de creer que nuestras miradas no la vean. Y es que su piedra, dura, está hecha de silencios y una resistente red de pensasamientos ocultos que vienen desde recónditos pasajes del alma que el tiempo no ha borrado. Si la comparamos con la otra gran muralla -conocida por todos- vemos que ésta también tiene entradas falsas y trampas para atrapar al que quiera cruzar al otro lado.
La muralla divide la tierra en dos mundos; ambos igual de misteriosos e impenetrables. Todo nos llevaría a pensar que está hecha para protegernos, pero se engañan los que así la justifican, ya que no ven que quien se atreva a escalar las altas montañas y llegar hasta sus paredes es sólo un intrépido viajero guiado por su corazón puro y desarmado. Así, lo que para muchos es un sistema de defensa, en realidad es el ataque más despiadado que se pueda imaginar.
Debido a su material, invisible y resistente al tiempo, a la forma en que ha sido construida (trabajo sólo en apariencia solitario), y a sus impenetrables trampas, sólo hay una forma de cruzarla y ver éste y el otro lado: el viajero debe cavar pacientemente un profundo túnel desde las entrañas mismas de la tierra y así eludir el vano intento de saltar alto (tarea irrealizable). Desde lo profundo, traerá consigo el conjuro mágico que con un haz de luz desvanecerá la ilusión que teje la falsa palabra y los silencios . Hasta entonces, la gran muralla permanecerá impertérrita y definitiva sobre las altas y sinuosas montañas.

mercredi 16 décembre 2009

Casa Tomada


Ahora se me ocurrió el título primero antes de lo que iba a contar. En realidad sí tenía la idea: no sé en qué momento la casa que uno ordena y limpia a veces una vez a la semana, se empieza a desordenar. Siento un extraño placer cuando la veo ordenadita, todo está en su lugar; la cocina, impecable. La ropa en los cajones, no hay nada tirado por ahí; puedes pisar seguro, ya que no habrá nada en el suelo que sea doloroso o imprevisto. Hay cucharas de té limpias y no tienes que ir a buscarlas por todas las piezas y rincones (aunque son siempre los mismos: la cama, la cómoda, la mesa del computador o el escritorio). La ropa limpia ya no está colgada en el patio ni tirada en una silla o en la pieza chica, sino que dobladita en los cajones esperando su turno otra vez. En fin, todo perfecto (me encanta). De pronto empiezan los días y de a poco el espacio se va reduciendo. Las tazas, las cucharas, la ropa y los objetos empiezan a extender su dominios y a multuplicarse, ¡bah!, había visto la taza verde en la pieza y ahora está en el computador… Te confunden, se esconden y aparecen de la nada. Pero luego empiezan a posesionarse de su lugar, y ya la boleta perdida (que debería estar en la basura del reciclaje) es parte de la mesa de centro y debe estar allí. Los encendedores también tienen su lugar, algunos, privilegiados, están protegidos en un bolsillo de alguna chaqueta o bolso. El punto es que puedo coexistir con esta toma hasta que pasa lo peor, inaceptable y denostable acontecimiento: no encontrar algo. Porque que esté todo tirado en su lugar es muy distinto a no saber donde está lo que necesitas. Esto se agrava al pensar en la posibilidad de la pérdida, (aunque debo confesar que últimamente esto ha perdido importancia). En realidad lo que me inquieta más que el objeto perdido es la pérdida en sí, el perder el control de las cosas. Qué diablos, si me cuesta deshacer algunas estructuras, no crean que me agrada conocer el lugar de cada cosa….pero cómo evitarlo si soy yo la que ordeno. En fin, aunque un cultor del feng shui le daría un infarto en mi casita, a mí me encanta que tantos seres habitemos en ella.

lundi 5 octobre 2009

El Metro y el Tiempo

Hola, ¿en dónde me esperas? ¿¡Estación Los Presidentes?!, ¡si estoy al lado, en Grecia! Nos vemos en quince minutos. Pero eran después de las seis de la tarde y…¿cómo llegar a la siguiente estación que es roja si estoy en una verde? ¡Es empíricamente imposible! ¿Y cómo lo hacen todos? A ver, la estación más cercana con doble color es Plaza Egaña. Me alejo cuatro estaciones y luego me devuelvo tres volviendo a pasar por la inicial. Miro entonces hacia la ventana, pucha de verdad eran sólo quince minutos… Parece que eso de las líneas de distinto color es para ahorrar tiempo…. ¿de quién?
Media hora después, estación Los Presidentes perdona el retraso, es que estaba en una estación verde y…

lundi 21 septembre 2009

Retrospectiva


Aún queda escribir. No se sabe bien para qué; la historia se cuenta de distintas formas. O quizás sólo de dos: desde el yo que desearíamos ser y desde el que inevitablemente somos. La trampa es que se esconden. El primero es experto en las apariencias, y habla mucho, sobre todo se llena la cabeza de excusas, eso sin contar las palabras que usa, definitivas, muros impenetrables. El segundo, en cambio, es más tímido, creo que es él quien busca la compañía del primero, no me atrevería a asegurarlo. Pero es que a veces nos sorprende con pensamientos indeseables y acciones que mejor no recordar. A lo mejor tiene que ver con que el contar nuestra historia implica recordar y ya conocemos todos que éstos son los más expertos en el arte de la transformación. El tema es que me he visto decir cosas que en realidad quise que sucedieran, me he visto hablando de mí con una máscara que cuesta mucho despegar. Quizás no tenga que hacerlo, no depués de esta aclaración, pero igual me gusta recordarme y contarme a mí misma mi historia, así como cuando de pequeña imaginaba que me entrevistaban. Me sorprende mi indiferencia actual hacia el pasado, hacia mi pasado, perdón. Es que al fin tiene su lugar y después de la debacle del computador en el que perdí todas mis fotos ya no queda mucho a qué recurrir. Y lo agradezco, solía perder mucho tiempo repasando las imágenes de mi vida. También pienso en las decisiones que tomé tan inocentemente, es decir, sin tener idea de nada. De cómo me he obligado a hacer cosas, como estudiar en el Carmela, terminar la pedagogía, entre otras. Es cierto que la disciplina tiene una gran ventaja, te da la sensación de que puedes hacer lo que quieras, que todo lo vas a lograr. El problema surge cuando no sabes bien qué es lo que quieres. Es extraño empezar a pensar en esto de si volviera a nacer.. .serán los 30? Mejor pienso en qué haría con el loto. Hay algo sí que siempre ha estado presente: me gusta descubrir cosas nuevas, desafiar mis miedos y caminar.

Una visita inesperada al antaño


Hoy fui la visitante de una torre devastada por el orgullo las ausencias las carencias los miedos y la angustia. Creí que iba a encontrar, a pesar de todo, un rincón en donde pasar una tarde de sol,los juegos en el pasto, la risa espontánea. Por unos momentos también fui parte de la caída y me vi volando por una ventana, en busca de aire. Entré a la habitación más oscura. Había una mujer que lloraba por el desamor, una cama vacía y una niña que se paseaba por todos lados preguntándose por el mundo. La desnudez del c uerpo era el espejo de un alma cansada, pero aún transparente. Yo tampoco sé qué hacer ni qué decir, pero estoy aquí (y allá).

lundi 29 juin 2009

Adaptation


Escribir es completar la realidad dándole mi yo ilógico, fragmentario, absurdo, inseguro, siempre esbozo de mí. Charlie Kaufman intenta escribir imaginándose una realidad que no existe dentro de él. Acto fallido. Sólo cuando se empieza a hacer cargo de su propia imagen el guión empieza a aparecer: es el propio intento de escribir. Pero en esta búsqueda no está solo, le falta su otra mitad: Donald. El hermano gemelo que es todo lo que él no puede ser, un hombre extrovertido que cumple sus deseos. Se va a vivir a su casa por un tiempo y tienen que aprender a estar juntos, más bien es Charlie quien debe adaptarse, aunque esté en su casa. Y aquí surge lo más importante: las plantas se adaptan a su medio por necesidad y automáticamente. Infelizmente, para Susan, el hombre tiene memoria, por lo que no le es tan fácil esta adaptación. ¿Cómo hacerlo? La relación de los hermanos avanza hasta tal punto que Donald le empieza a ayudar en su guión. La parte que le faltaba: ahora sí que surge la acción, huidas, persecusiones, armas, drogas. El guión se escribe. Y en esta última parte es difícil aceptar la sensación de la ficción: "¿está pasando todo esto de verdad?", "¿por qué?". Sí, pasa "de verdad". Porque a Charlie se le va su otra mitad y sólo así puede hacer su vida y adaptarse al mundo. Donald muere en una situación absurda e impensable. Pero a la vez le da vida a su hermano enseñándole que para vivir lo más importante son nuestros sentimientos, es lo único que tenemos seguro dentro de nosotros. Así que ahora el sujeto se compone de sí mismo, lo fragmentario está en el mundo: escribir es completar la realidad.

jeudi 19 mars 2009

“Las ilusiones, los errores, las equivocaciones son siempre a posteriori”. (Humberto Maturana)

¿Después de qué? Después de que se ha vivido creyendo que era la realidad. La ilusión es muerte y sólo nace allí. ¿Antes qué? Antes somos felices. La ilusión es así, violenta y definitiva, final en su génesis. Y la desilusión… no existe! Buena noticia: al parecer, no se tienen desilusiones, sólo ilusiones cuya agua bautismal es la de Tánatos. ¿Acaso entonces la ilusión no es un pequeño sueño? Y comparten esa extraña condición del después: los sueños lo son sólo cuando se despierta.
Concedámosle ese favor a la vida: el de ser un sueño sin desilusiones, total, mientras no despertemos...
“Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son”.


mmmmm…. parece que tengo que tratar de dormir mejor….

vendredi 16 janvier 2009





et nous sommes des figures réelles…


entonces es cuando al nublarse la vista empiezas a ver mejor: te conviertes en una figura concreta, sólida, amorfa, aquí; con esa otra figura igual de real. Ambas buscan su propia forma y al tratar de juntarse empiezan a aparecer los espacios vacíos, esos “intersticios” que sabemos, existen, tan reales como la presencia aunque sean silencio. Y esos espacios en blanco también van cambiando de forma al tratar de unirse, mis formas empiezan a mutar tenazas al asir-te en esa inmensidad intersticial, chocan entre sí, se muerden, se hieren, se destrozan, náusea. Después, todo sigue movimiento vertiginoso de las contradicciones entre el intersticio y tus dedos, el silencio y la palabra, la pregunta y el silencio… pero sobre todo figuras con realidad ya no imaginarias ni lejanas ni solitarias.