mardi 4 décembre 2007

l'orage


y me dices que primero pregunte, preguntar qué cuando ya la duda se ha disfrazado de certeza e indómita devora ese jardín que tanto hemos cuidado, arrasando el cariño con el que le cantábamos a las plantas y protegíamos a las pequeñas flores de la lluvia, esa que tanto nos gusta ver caer desde la ventana…
y ese disfraz se sale del tiempo y de la razón, su persistencia en el pasado a veces me grita al oído, diciéndome que siempre estará, y sorda avanzo ciega con los brazos extendidos en la noche, preguntándome porqué he llegado hasta allí y cómo salgo ahora, mientras tu mano para retenerme y no la alcanzo, simplemente porque me he resbalado en la piedra mojada y me he caído en la tierra húmeda que ahora huele a muerte. Y entonces ese olor me recuerda a las pequeñas casas de madera que un día vimos y que sostuvieron nuestro sueño…
sólo dime si, sedada, sabré escuchar tu voz y podré ir así como cuando era niña y despertaba de mi pesadilla corriendo hacia los brazos de mi padre; dime si se puede hacer dormir a mis demonios y que todo lo demás seguirá con la misma vigilia despierta y lúcida que a veces tiene mi pluma,
dime si, sedada, será más fácil agarrarme de tu mano sin temer al vacío y entonces podré, impía, desterrarme del cielo y del infierno para errar por el mundo, hija de Edipo, lejos de su reino.

lundi 26 novembre 2007

Luz Saint Sauveur


LUZ SAINT SAUVEUR. PONT NAPOLEON, Pyrénées Atlantiques. ¿Que qué me hizo saltar 90 metros de altura ? La certeza del miedo. Me escuché diciendo una frase por costumbre, una frase que suelo repetir mucho pero que ya no me va: ¡qué miedo! Justamente no es lo que siento ahora. Entonces desde arriba miré las piedras, el agua, la montaña, y pensé que le temía más a los hombres, a las ciudades, qué me podría pasar? Volver a la tierra… Todo iba tomando forma dentro de mí, sentí el llamado de la tierra, la emoción empezó a subir y no podía negarme, simplemente no podía. Subí al puente, y me decidí. Myriam me apoyó y estuvo conmigo. Ya lista para saltar me invadió un terror, por qué lo hacía? Ya no quería, empecé a temblar…. Uno, dos, tres, miré la casa que estaba al frente, y empecé a volar! Era yo sola sumergiéndome en el aire, ni recordé que había un elástico que me sostenía, yo simplemente iba directo hacia abajo, caída libre, todo pasó rápido y a la vez muy lento. Recuerdo que pensé que tenía que disfrutarlo… entonces empecé a sentir estrellitas por todo el cuerpo, las piernas, los brazos, la cara, mi boca, estaba todo electrizado, sí, como después de un gran orgasmo. De pronto la quietud, estaba suspendida en el aire, no sabía en qué dirección, nada, desorientada, se había acabado y yo ahí, con los brazos abiertos sintiendo cada parte de mí… luego bajé y en la tierra todo estaba tranquilo, una paz tremenda, me sentí fuerte, segura, podía hacer todo lo que quisiera, supe más una vez que cuando se supera el miedo no hay límites… qué cabrón es el miedo!!! Pues te priva de las mejores cosas de la vida si le haces caso, y es tan convincente… Mi amiga Lore estuvo en todo momento presente, gracias, su imagen salía desde la tierra, recordándome situaciones similares…Daniel, también apareciste, pues tienes oídos para la tierra, sabes de lo que estoy hablando, no? Respirar hondo y sentir el vértigo dentro muy adentro como oleadas que vienen y van, recordándote que estás viva, y que también vas a morir, y que lo único importante es amar el presente, lo demás, es ilusión.

jeudi 22 novembre 2007

CHAPITRE III: BENVINGUT BARCELONA


Gran ciudad, la “Carcelona”, como la llaman Esteban y Claudio, nuestros anfitriones. Conocimos los barrios de los trafica y las putas, anduvimos por bares donde se juntan los vecinos, la playa estuvo increíble, el Mediterráneo es demasiado salado, me dolían los ojos. La repre de las policías, 200 euros de multa por escupir en la calle, y mear también!!! No se puede tocar guitarra en la calle pues te la quitan. En la noche hacen limpieza en la ciudad y pasas por calles hediondas y mojadas. Todos los bares llenos, llenísimos, pucha que nos costó encontrar uno decente pa’ entrar! La casa Ocupa, hermosa (no es la de la foto -no es que ésa sea fea...), en el barrio cuico de Barcelona, los chicos están bien organizados y la tienen súper linda, desde los balcones se ve toda la ciudad!!!! Increíble la organización de los habitantes, todo lo reciclan, muebles, comida, todo. Hicimos un asadito y estuvimos comiendo carne hasta el otro día (mi moderación con el alimento animal fue bienvenido y oportuno, pues habían hartos carnívoros!!) Los libros ni tan baratos pero de todas formas los precios más convenientes que en Chile (no es muy difícil). Gaudí, un maestro, se apoderó de la ciudad!!!! Por ahí nos contaron que murió atropellado! Qué paradójico, la ciudad a la que dio vida también lo mató. La Sagrada Familia de noche sin poder entrar estuvo bien… caminar en la calle con los ojos cerrados fue un desafío, pero finalmente los tres pudimos hacerlo (Karlos, Karin y yo). Buen ambiente, excepto en las ramblas, que son apestosas, llenas de turistas, gringos que gritan, y habitantes de la ciudad haciendo los más diversos números para ganarse una moneda (por supuesto, la infaltable foto con la estatua humana, que habían por montones). La plaza Colón, qué asco, le tienen un monumento a ese personaje!!! El Barrio Gótico, increíble sus callecitas estrechas, y de repente te topas con música, inevitable quedarse a escuchar, venden sus discos para los turistas; tienen que postular y conseguirse un permiso municipal para tener un lugar, y por un tiempo determinado, ves los instrumentos más raros y extravagantes, y los músicos, casi todos para el calendario, jejejejej. No visitamos el bar de Manu Chao debido a que nuestros anfitriones eran anti-manuchaístas (aunque Claudio declaró después que igual lo escuchaba…) La Plaza Real, el no-lugar, pues según cuentan es la copia exacta de una plaza de Ciudad de México que por supuesto, olvidé el nombre. Se respira mucho arte en cada esquina, los barcelonenses o como se diga, son piola, gente normal, muchos jóvenes, escuché a varios chilenos en la calle. ¿Volvería? Por supuesto que sí!!! Para buscar la hierba de Bardana que sólo encontré allí y para llevarle un pisco a nuestros anfitriones, que estuvieron de maravilla!

vendredi 9 novembre 2007

Chapitre II: Olot




Cómo evitar la angustia que se siente detrás de ese paisaje maravilloso de casas e iglesias medievales en medio de una campiña verde verde que se ve a través del vidrio, ese mismo vidrio que empañó el aliento de dos seres que antes concibieron la vida y ahora se devoran vivos ante la mirada impaciente, intranquila, y casi impertérrita de un observador que de pasada traga el humo de un cigarrillo que no es el suyo, que de pasada quisiera ser bálsamo para cicatrizar algunas heridas, que de pasada encuentra respuestas en una conversación sobre el arte, la inspiración, y el viento, que de pasada ve un rostro que antaño limpio se constriñe ante el reloj y se transforma en un monstruo niño que quiere huir muy lejos pero que está atado a una manito que con sólo un año de vida tiene la fuerza para encerrar un mundo de creación en una mano que ahora se dedica a borrar lo que pinta o a descansar sobre la promesa futura de un lugar, un estudio, un atelier que se transforma en el paraíso perdido, que de pasada vuelve en esas horas de tránsito cuando los árboles y las casas pasan rápido al otro lado de ese vidrio que sabes, es sólo de pasada.


(PD: ¡Igual de pasada se me quedó el pijama!)

Les Vacances. Chapitre I: Le chemin à Dax




Amablemente, (en negrita, en cursiva, con mayúscula y subrayado), Miren me ofreció llevarme desde Dax hasta Irún, para irme luego a Barcelona y desde allí a Olot. A las 13:00 quedamos en el Lycée da Borda, en donde es asistente. Aunque ya había estado en Dax, nunca había tomado (y no “cogido” –aún-) micros. Salida de la gare, obviamente le pregunto a alguien, un taxista me dice dónde está la parada. Llego allí pero me doy cuenta que no sabía hacia qué dirección seguir (qué raro). Algunos saben de mi problema con los puntos cardinales, la cordillera, el mar… y de las humillaciones que he pasado por mi sentido espacial poco desarrollado –o nulo. Pues bien, allí estaba yo como una hormiga cuando le pones el dedo interrumpiendo su camino y empieza a dar vueltas sin sentido… y más encima con la maleta. Punto crítico: “estoy en Dax, debo llegar en menos de una hora y no sé cómo mierda tomar el bus –que eran dos por lo demás. Más tarde descubriría que ese estado de confusión es el bautizo que recibo de cada ciudad al arribar. Entonces, pregunto de nuevo. Tenía una meta clara: no dejo a ese señor de chaleco café hasta que sepa hacia dónde tengo que ir. Obviamente y como era de esperarse, la parada estaba en mis narices. Los horarios de los buses suelen ser fiables por estas tierras, y a mi favor, faltaban tres minutos. Y luego me acercaba a los 10 minutos de espera y empecé a desconfiar. Claro, ahora que necesito no llega, y el típico chileno que sale en estas situaciones franceses culiaos, pa’ qué ponen estos horarios si nadie los pesca. Entonces dije ya Mara, recuerda que debes ser más optimista, ¿por qué la micro dejaría de pasar justo ahora? Y en eso llega y la conductora –una mujer grande, gorda- me dice que no me puedo subir con la maleta. Ya está, para qué tanto optimismo… Y entonces coge (perdón, pero es inevitable abandonar el “toma”, que es tan feble) un intercomunicador espacial y pide un bus para mí! “Il y a une passagère pour toi”. Merci beaucoup! Y en medio de mi incredulidad y escepticismo llega un bus que me viene a buscar, a estas alturas a rescatar! Me subo y a quién veo, una chilena asistente! Todo hubiese sido más agradable y menos tenso si no hubiera tenido problemas con mi memoria… En medio de besos y las preguntas pertinentes qué tal el colegio, los alumnos, dónde alojas, cuánto pagas, qué bien, yo no me aclaraba, y quién es, cómo se llama parece que nos vinimos juntas en el vuelo a Bordeaux. Y bien, nos bajamos y le pido el mail y con cara extrañadísima “pero si ya lo tienes, acuérdate que en Chile…” y un pero igual seco para descubrir la identidad del personaje (es decir, el nombre) se sale y cuando anoto horiaguirre… lo recuerdo! Pero claro! Nos habíamos escrito dos correos y la vi una vez en mi vida en la reunión de asistentes! Cómo no recordarlo… Luego el bus que debía tomar pasaba a las 13:30, filo, tomo taxi. Pero la gran Hori (que ése es su nombre) me sugiere otra línea. Chao, que te vaya bien. Le pregunto al chofer dónde me dejará y hacia dónde caminar. Bueno, on y va! Iba sola y era como que había empezado el recorrido por – y para- mí. Me sentía como en Chile, cuando te vas conversando con el chofer y te enteras de toda su familia y los rigores del trabajo. ¡Qué ganas de estar al lado de él haciendo preguntas! Pero me acordé de la politesse[1] de los franceses y bueno, podría ser mal visto. Me bajo por delante –eso sí no lo resistí- con su permiso y le agradezco tantas indicaciones; ah! Aprovecho para ensayar otra frase amable que aprendí en una tienda de tabacs: bonne après midi! Parece que no es sólo buenos días o buenas noches, sino que también la buena educación los hace desearse algo así como un buen medio día! Y yo también ahora lo estaba diciendo, así que no se extrañen que llegue a Chile más amable que lo normal y ansiosa por una conversación de mediodía que me permita terminarla con un “bonne après midi!”

[1] Traducción para los que aún no han sido víctimas: cuatiquería, “buena educación”, amabilidad o caritas para enfrentarse a los extraños debido a un ego gigante que los acosa.

mercredi 24 octobre 2007

L'internat


Subo las escaleras con mi gran mochila (algunos pueden dar fe) y mi “bolso de mano”. ¿Cómo habitar este espacio? Lo primero: ordenar mis cosas, dispongo de un closet, un escritorio, un velador (después confirmé que todo se multiplicaba por 3). Por orden de prioridades, ubicación del altar, luego los libros, la ropa… y c’est tout!, si apenas podía traer 20 kilos en la maleta. Los pasillos son inmensos, respiro enormidad y soledad, no hay nadie, no se escucha nada. Se oyen los timbres de los cambios de hora y la voz de la inspectora de turno por altoparlante, llamando a una lista de alumnos a la “vie escolaire”, que resulta ser lo más parecido a la sala de torturas para los alumnos franceses, y eso ya se intuye por el tono amenazante de dicha (no de dichosa, sino que de mencionada) voz. Cuando nombran a más de cinco es porque la cagada es grande y ahí sí que la voz resulta ser amenazadora (o prometedora, según el punto de vista). Pero nada se compara a la voz que llama a los prófugos que no acuden al primer llamado….es como los guardianes de las puertas del relato de Kafka, “Ante la ley”.
Sólo estoy yo en el edificio, mis pisadas aún tímidas, pequeñas, comparadas con la inmensidad de las puertas, las ventanas, el corredor, recorren cada centímetro poblando cada inhóspito rincón. De pronto escucho risitas de niña y pasos que salen corriendo, ¿hay alguien más? Llego a la otra “ala del castillo”, en las puertas hay pegados rudimentarios carteles, en realidad hojas de cuaderno con el nombre de las niñas; varían según la cantidad de ellas en cada habitación, el tamaño de las letras, los corazones y otros recursos propios de la decoración adolescente… femenina, por supuesto!: Margot, Marie, Amandine, Charlotte, con sus respectivas combinaciones de colores y gracias…
Bueno, al parecer no estoy sola acá (qué gracia le causó a la profesora de español mi “acá” en vez de su “aquí”), pero esas risas me parecen más bien ecos de fantasmas atrapados en el silencio, como recuerdos del pasado.
Los fines de semana sí que sólo estoy yo, y mi intimidad se extiende por el laberinto y ocupa metros y metros cuadrados de vacío y silencio. Pero mis pasos aún son pequeñitos y se limitan al recorrido de la cocina-baño-dormitorio-escalera-puerta de entrada-sala de informática, que está allá desde donde a veces vienen las voces. Por las noches veo Evangelion, leo, escribo, siempre con música (la noche es el día….. en fin, da igual, no hay diferencia….. ¿por qué la hice?) El otro día descubrí que Madame Pascal vive abajo, tiene una casa y al parecer “cuida” del internado y del colegio. O sea que yo no soy la guardiana, como me había imaginado. Me pregunto qué haré en el invierno cuando además de las voces, serán la lluvia y el viento los que vendrán a justificarme en mi encierro con las mil voces que habitan en mi cabeza y el sur de tejados mojados, piedras húmedas y árboles secos, y el frío que hiela los huesos (y tú que todavía me pides que no me vaya).

Bienvenue à l'internat!


La palabra asusta, por ahí alguno la confundió con “convento”. Primer día, entro a una oficina donde hay una señora que me saluda muy amable, “Ah, l’assistante d’espagnol!”; y estirándome la mano: “Bonjour mademoiselle”. Abre una caja fuerte donde saca tres gigantes manojos de llaves y me dice que la siga, al menos eso pude entender porque salió de la oficina y se volteó para mirarme haciéndome una señal (con el francés aún llego tarde a todo…) Entramos y empezamos a recorrer los pasillos, luego se encuentra con una señora muy simpática, Madame Cristine, según lo que entiendo, es a quien debo acudir en caso de necesitar cualquier cosa. Madame Orduna empieza a abrir un montón de habitaciones, puede ser ésta, o ésa o esta otra, y le pregunta Madame Cristine. Luego se empeña en que la habitación esté al lado de la cocina, lo que me parece algo extraño… ¿por qué preferiría estar al lado de la cocina y no del baño? Ellas hablan y hablan y discuten y discuten cuál sería la mejor habitación para mí, y yo ahí, parada, intentando entender cuáles son los criterios de selección. En medio de todo Madame Orduna se da cuenta que una sola llave abre todas las puertas del internado! La de la entrada, las habitaciones, sala de juegos, informática, todo; horrorizada ante tal situación hace broma acerca de la inutilidad del gran manojo de llaves que traía; y yo, claro, por cortesía, me río. Pero hay una habitación que tiene una llave distinta (eso creía hasta que abrí la sala de la televisión con ella y otras cuántas puertas…) y que está frente al baño, la 15. Pienso: buen número, es casi 16 y suma 7, casi 7. Cerca de la cocina y con 3 camas, para esperar a la asistente de inglés, que al final nunca llegó. Tímidamente digo: “Je prefère la quinze”. Me mira extrañadísima, no comprende cómo prefiero estar más cerca del baño que de la cocina (¿acaso Ud. nunca va al baño en mitad de la noche?, menos mal que aún no podía decir eso en francés…)
Una vez dentro de la habitación, la empieza a vender; abre ventanas y habla sobre las ventajas de la luz. Me sugiere que con las dos camas desocupadas haga un canapé, (un tipo de sillón que se juntan, uno en posición vertical y otro horizontal). ¡Listo! ¡Otra cara extraña! Cuando le digo que está bien así para mí (¿para qué quiero un sillón en una habitación donde básicamente estoy yo conmigo y donde no recibiré visitas?) Luego nos vamos a su oficina donde en un gran cuaderno anota el código de las llaves: 86 y 96 y me las pasa como si tuviera una misión santa: que no se me pierdan. Me despido amablemente, agradeciendo la hospitalidad, y diciendo que todo está perfecto para mí y me voy de la oficina, deseando no tener que recurrir a ella para lo que sea. Por supuesto, en medio de toda la confusión ahora sé que la “clé” es la llave, en francés (pero obviamente que más tarde descubriría que también es el pendrive…nunca termino de sorprenderme).

mardi 23 octobre 2007

Esto es una fotografía


"La fotografía y el lenguaje tienen en común el silencio y la retórica
la fotografía es a la realidad lo que la literatura es al lenguaje.
Silenciosa ecuación de connotadores / discurso retórico.
El realismo o la "verdad de la fotografía"
se atenúan y casi desaparecen en la medida en que "pasa a la historia" - se elimina
o borra- el objetivo fotográfico y cambia la técnica de su registro.
Tal desaparición y ante todo dicho cambio no se abrevió aquí con el adv. c. casi. Así la fotografía
siempre goza de la hiperrealidad del fantasma. Cuando la obra literaria pasa de moda se hace transparente. No así el fantasma. La capacidad de impresionar no se extingue nunca en la impresión fotográfica. No es lo mismo releer el cadáver de un estilo que ver el estilo de un cadáver".

(Enrique Lihn)

mercredi 10 octobre 2007

...et nous sommes figures irréelles...




"vamos componiendo una figura absurda, dibujamos con nuestros movimientos una figura idéntica a la que dibujan las moscas cuando vuelan en una pieza, de aquí para allá, bruscamente dan media vuelta, de allá para aquí, eso es lo que se llama movimiento brownoideo, ¿ahora entendés?, un ángulo recto, una línea que sube, de aquí para allá, del fondo al frente, hacia arriba, hacia abajo, espasmódicamente, frenando en seco y arrancando en el mismo instante en otra dirección, y todo eso va tejiendo un dibujo, una figura, algo inexistente como vos y como yo, como los dos puntos perdidos en París que van de aquí para allá, de allá para aquí, haciendo su dibujo, danzando para nadie, ni siquiera para ellos mismos, una interminable figura sin sentido."

(Rayuela, Julio Cortázar)

lundi 8 octobre 2007

Mont de Marsan


Aproximadamente 30.000 habitantes, ni ciudad grande ni pueblo chico, tercera base militar estratégica de Francia, son, para José María, las principales causas que hacen de esta ciudad una mierda.

Para descansar de mí (única compañía en la semana), fui a carretear el sábado con el personaje ya citado. Me dice que hay en el Cafe Music un concierto de jazz. Entramos, el lugar piola para tocatas, buen sonido, el panorama, un grupo de viejos que no quieren envejecer sobre el escenario, cantando a la usanza de Creedence (porque a esas alturas se debe usar ese término), y al otro lado, casi como un espejo, otro grupo de viejos que se movía tímidamente y escuchaban atentos. Toda la noche me pareció escuchar sólo una canción y no es porque me haya pegado con una en particular, sino porque su repertorio carecía de cualquier noción de originalidad o de innovación. ¿Qué mirar? Pues nada, había un par de tipos para el calendario que está en contrucción junto a mi amiga Karin, y pare de contar. Ahora que lo pienso, quizás haya sido la oscuridad lo que los favorecía...

Cuando terminó, pequeña visita a la ciudad, el río, el puente, ciudad de las flores, lalalá, todo bien y hasta agradable. Después de charlar un rato decidimos ir a tomar algo en un bar. Y para eso hay que recorrerlos, no?

Primer bar: música fuerte, mucho calor, la gente estaba como loca. ¡Busquemos otro! Desde la calle se escuchaba la camisa negra de Juanes (?) y... ¡la macarena! pfffff, entramos al Havana Club, donde habían puros pelaos (milicos) gritando, eufóricos, uno vomitando de pie (y se veía decentito el lugar...) y dicen: "cheveu!" Era para José María, que tiene el pelo ondulado y largo. Le empiezan a tocar el pelo y molestarlo, nos fuimos, menos mal que se aguantó y no les respondió; "pues tía, eshto en Eshpaña no se queda así, eh. ¡Qué hijos de puta! ¡Diiiiossssss!" Después en otro bar, lo mismo. ¿Qué pasa aquí? ¿Será la celebración del Rugby? Y en la calle... Nunca había vivido tan de cerca la discriminación, y es invasiva, porque entonces el lugar se contamina y se pudre todo!

A la mañana siguiente teníamos una misión: reivindicar la ciudad (como si dependiera de nosotros...). Salí a comprar una baguette, caminé sola durante 40 minutos y fue horrible. Los hombres son del tipo musculosos, rapados, cadenas de plata en el cuello y en un auto con música muy fuerte. Te miran como si fueras cualquier cosa, ni en Santiago! Al principio pensé que era por ser sudaca (me quedé media enrollada con lo de la noche anterior), pero luego me di cuenta que era por ser mujer, porque mi apariencia física como latina pasa desapercibida acá, incluso me preguntan por calles... Y a las mujeres de allí les gusta, usan vestidos bien ajustados, cortos y botas, bastante maquillaje, bien chabacano.

Pensamos luego que el aburrimiento de una ciudad chica, la base militar que está escondida en el mapa y la represión hacían de los montmarcianos esos sujetos despreciables que vimos, y de Mont de Marsan una ciudad inhabitable. Lo único que tiene de bueno es el museo, eso sí que por fuera, los parques alrededor, porque las piezas que están adentro... ¡un horror! sólo habían esas estatuas como las que están abajo en el Museo de Bellas Artes en Santiago, cuyo innovador tema es la tradición grecolatina, por supuesto de autores montmarcianos que se destacaron del pueblito por ganarse una beca para estudiar arte en París. Ah! El puente donde confluyen tres ríos tampoco está mal... si no te importan las casas de gente que vive medio hacinada a tus espaldas...

Lo único bueno de todo esto es que me quedaron unas ganas de volver a mi pueblito tranquilo! que ya lo voy sintiendo como mi casa... et voilà!


Octobre, le 8.

vendredi 5 octobre 2007

dans le vélo...à Paris


Totoro et la boa...


Suspendu...


dans le mètro...


Totoro et ses amis


Belleville


...calle bastante conocida y transitada

siempre por uno solo, rara vez uno mismo.

(c'est là que nous sommes.... ici )

Le Retour


Me lo había dicho muchas veces, pero faltaba alguien. ¡Gracias Karla! Pues, es que tengo que escribir. El problema es que suelo hacerlo en mi cabeza, mientras camino por estas calles solitarias, ajenas, y los pies quieren conocerlas y marcarlas así como queda el asfalto con patas de perros curiosos cuando recién lo hacen. Repasaba tantas imágenes. Los días en París…estaba como anestesiada, me demoré cuatro días en llegar. Y la ciudad me dio la bienvenida en Palais-Royal, en esos jardines maravillosos, en un atardecer rosado con mucho viento pre-lluvia (al final no llovió). Antes fui un zombie. Mirar a la gente pasar, tan distinta, a cada segundo un idioma diferente. Yo no estaba en Chile, estaba en cualquier lugar, quien sabe donde! Ahora que estoy acá, pienso que la ciudad es especial, y pese a todo, París es una gran ciudad, aplastante, monumental, llena de historias que se intuyen en cada esquina. Es el arte, te paras y te pones a pensar: este es el escenario para un beso de esos que se recuerdan todos los días antes de dormir (perdón, pero no puedo renegar de mi romanticismo –o cursilería-); este otro es sin duda para una pelea; aquí hay que encontrarse de improviso, así como la Maga y Oliveira en sus movimientos brownoideo, como las moscas. Pero es difícil estar ahí, es más bien para visitarla de lejos, es para alejarte tomando esa foto que después mirarás y dirás “este es…..mmmmm, era el….., ay, como se llama…..”, y pasas a la otra que con suerte recordarás. No saqué muchas fotos, creo que fue porque quería sentirme acogida, condición de visitante no asumida aún, me iba a la biblioteca a leer (o tratar de) con el compu y hablar con Karla, responder mails… la máquina de fotos (suena antiguo…) te expulsa en el momento mismo del lugar, ahora eso sí que esa expulsión te promete un eterno retorno (no leer a pensadores que no he citado, por favor), cada vez que revisas esas fotos… Por mientras, preferí quedarme ALLÍ. Luego volveré como turista curiosa…(¿o furiosa?)
Cuando me fui de París sentí que me iba de casa. María Paz, Karlos, Karin, estos corriendo por el andén, ¡qué trío! (a veces estaba Totoro…) Realmente fuimos tres y más. Lore, a cada rato sentí que estabas ahí, conversando con Karin, compartiendo los mismos gustos, todo. Y mientras el tren avanzaba pensaba en los paréntesis y corchetes de la primera noche en París, y la llave , ufffff! { }. Ahora que lo recuerdo, dentro de la llave va el 0. ¡Krls!: {0} Sin duda la llave es superior… Se me cruzaba el dulce de leche en los dedos a las tres de la mañana, esperando el bus para volver a casa, el amigo de Totoro, Belleville y los bigotes de don Rafael, la Rue des Solitaires…
Y ahora que escribo voy caminando en mi cabeza (será necesario hacer las dos cosas al mismo tiempo?) Tyrosse es un lugar de paso, nadie se queda, todo cierra temprano.
Creo que mi EVA[1] está pesada todavía. Esta EVA de la que quiero huir y ¿dónde? ¡Pues a mi casa! “¿Cuál casa?” (eso me preguntaban cuando decía “mi casa”), “¿la de tus papás?” o “¿el depto?” “¿del Parque Bustamante?” Y ahora me doy cuenta de cuál era mi casa, y que no tenía un lugar físico y a la vez eran todas. Eran las mañanas con la Kela en el colegio compartiendo un té (antes cantábamos Kevin Johansen con la Kata), los domingos con mis papás, el metro lleno en la mañana temprano, el chico que siempre estaba sentado leyendo al final de la estación Príncipe de Gales, y que no se preocupaba en disimular que miraba mi paso, nunca le hablé, por el temor de quebrar esa mirada; en la empanada de queso con champiñón donde Julio, las atenciones y piropos de Julio chico, evitar mirar hacia el Bierstube a las 8 de la tarde, entregarme a la curiosidad de levantar la cabeza al séptimo piso cuando pasaba por el emporio de la rosa, caminar por el Parque Forestal, siempre recordando otros pasos, otras esperas, sola, acompañada, ansiosa, tranquila, confesiones; las llamadas de Kira que nunca alcanzaba a contestar y las mías que ella nunca recibía; algunos té bien acompañados en los domingos; el celu cuando en el último tiempo sonó cada noche una sola vez: “estoy abajo”, y yo: “espérame, voy”; ciertos recurrentes mensajes en el celular que odiaba con la ansiedad de la espera y la extraña satisfacción que queda de un amor ingrato; la hora de once con Karla y Cristian; el cine o los intentos por ir (o mejor, por finalmente ver una peli..); los raptos de Totoro; las caminatas cerca de casa buscando otras pisadas que nunca llegaron, que nunca me esperaron; las noches sola, tratando de buscar algo que me distrajera de mí. Todo eso era mi casa, y fue lo que dejé
mientras estoy armando una carpa aquí, juntando aromas, momentos, lugares, personas que no harán sobrepeso en la maleta; poblando cada árbol con mi pensamiento cansado de recorrer los mismos lugares, que aunque comunes se volvieron ajenos, lejanos, inhóspitos para un corazón podrido de latir (perdón de nuevo, pero siempre se me viene a la cabeza las canciones, aunque en el juego a veces huyan)
mientras anoche me quedé dormida rezando, ¿a quién?; le agradecí a la tierra el día hermoso que había tenido y pensé que rezarle a la madre era mucho más acogedor que rezarle al padre; era calientito, in utero (cita ya utilizada [Krls]), y cierro los ojos pensando en eso: a-c-o-g-e-d-o-r-a……….. bonne nuit!

Octobre le 4.
[1] Me estoy poniendo al día con Evangelion.