jeudi 16 octobre 2008




Los caminos que te han traído hasta aquí son tuyos y sólo tú sabes si soleados o desiertos, si fríos, pedregosos, lluviosos, sinuosos o rectos. Si de subida o de bajada, si de la mano o en otro túnel, si de noche o de día. Yo sólo agradezco el estar aquí en el presente, mirarte con esa mirada traslúcida que tienes y descifrarte desde este silencioso ruido que es mi imaginación a ratos cuando las preguntas. Sólo sé que llegas de un largo viaje, de un fuego que antes creador y después infierno, de horas largas y noches sin dormir, de ti, de ti y de quién sabe más.


De mis caminos sólo sé lo suficiente y no más. Que soy ángel y demonio, que fui y que ahora no soy; y que soy lo que no fui (quizás dije lo mismo). Que me gusta caminar la primavera los parques los helados las conversaciones el juego el sexo el café el cigarrillo las hierbas leer cantar bailar el té (con jazmín es mi preferido) el chocolate las frutillas el vino dormir descansar respirar profundo y tocar mi respiración el cine el tai-chi las sincronías las cartas en las esquinas y por el aire la risa perderme en la luna y en ti, en tus grandes ojos cuando se cruzan con los míos de cerca y de lejos (incluso en esos lugares en que aparece el otro...), el cíclope de Cortázar; tu curiosidad tu sinceridad y delizadeza pero sobre todo mi ignorancia de ti, de mi, de mi y de nosotros.

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