samedi 27 septembre 2008

El Día de la Marmota


El día de la marmota. Es un solo día y sin embargo se repite infinitamente. Como si fuera dios, uno y absoluto. Es la historia de la humanidad. ¿Qué haces cuando todos los días son uno? Al igual que Segismundo, la primera reacción es el libertinaje, la a-moral que nace en el disfrute desenfrenado del presente. Si todos los días son iguales, principio y fin, entonces hagamos lo que queramos, de ahí que Phil llegue a la situación límite de desafiar a la muerte enfrentándose a un tren. Así Segismundo tiró a un criado por la ventana. Es la primera reacción humana: la soberbia por sobre todas las cosas. No es casual que para los griegos la hybris sea el gran pecado del hombre, así fueron condenados Aquiles en La Ilíada, Edipo, Creonte (Antígona), héroes de la tragedia clásica. Pero luego viene la conclusión lógica, a la misma que llega Segismundo: la vida es sueño (tampoco es casual que la primera escena sea en la cama, al despertar del sueño –y podríamos pensar: ¿realmente despierta?). Y en esa rutina a Phil todo le empieza a dar lo mismo, no hay amor en sus actos cotidianos, desde el hastío ha llegado a la indiferencia y la automaticidad. Se sabe el guión de memoria y sólo ve pasar todo, comprobando su acertividad y sintiéndose como un dios. Ese día es un sueño que se repite, una ilusión dentro de la que él es el único consciente y de ahí que empiece a utilizar la información a su favor. Pero no le resulta, pues en todas las situaciones Rita lo abofetea. Camino equivocado! Aún no sabe cómo vencer al día de la marmota (notable que mantenga la esperanza y lindo gesto el de expresarlo mirando cada día hacia fuera por la ventana… más de una vez me he visto tomando desayuno con una mirada de auxilio, que hoy sea distinto por favor!!!). Entonces viene la desesperación, la angustia de existir en un día único y repetible; y todos los intentos de suicidios fracasan, pues el hombre no puede terminar con el día de la marmota a través de un acto desesperado (idea muy cristiana, por lo demás), el hombre que tiene conciencia sabe que el suicidio no es el camino, y es a la misma respuesta que llega Sartre por una vía diferente. Para Sartre el hombre tiene una responsabilidad en el presente: el hacer, que se configura así como la única arma contra la marmota y lo que ella representa. Pero Phil aún no lo sabe. Cree estar viviendo el presente, cuando aún no se hace cargo de él. Aún no puede superar el estado de angustia y desesperación que causa la eternidad (para Heidegger sería la conciencia de la muerte la causa de esa angst). Hasta que se empieza a dar cuenta que todo puede ser mejor, si aprovecha cada momento para sí mismo y para los demás. Entonces quiere aprender a tocar piano, salva vidas, arregla entuertos y practica una moral cristiana, conquistando así a la mujer de su vida. Pero su objetivo ya no era ése, sino ser él mismo. Una lectura de la historia de la humanidad se podría asimilar a esta fase del día de la marmota. ¿En qué momento el hombre empieza a crear y a preocuparse por hacer mejor el presente? Y así nace la música, la literatura (recordemos que Phil empieza a leer poesía, antes vista como algo inútil), la escultura (sus esculturas de hielo…), etc. Es un hombre versátil –como él mismo lo dice- y se desarrolla en ese presente para mejorarlo, ¿estaríamos en el Renacimiento? En definitiva, Phil descubre la forma de amar al día de la marmota (y ya no se quiere ir), amar esa rutina que lo exasperaba, y esa dedicación por hacer las cosas mejor (y por hacer cosas) lo hace insertarse en el presente, vivirlo a conciencia de su repetición. ¿Eterno Retorno? Creo que sí, aquí aparece Nietzsche. Dios ha muerto y no es él quien nos sacará del día de la marmota, como lo había sido hasta ahora, sino que es el propio hombre, viviendo el presente como un pasado y un futuro (consecuencia de la eterna repetición) y se produce el cambio. En otras palabras, es el amor el elemento que puede cambiar nuestras vidas, el amor al prójimo, principalmente. Lo que dijo Jesús, no? Se ve en la película una moral bastante cristiana. Lo mismo que para Calderón de la Barca: ¿si la vida es sueño y los sueños, sueños son, entonces qué pierdo con hacer el bien? Al contrario, se gana. Si Segismundo primero hizo el mal y eso lo despertó de su sueño (lo que significó su “muerte”, el encierro en la torre), entonces ahora probará haciendo el bien, y le resulta, ya descubierta la fórmula es sólo repetirla. ¿Y qué relación tiene esta idea de la vida como sueño con el eterno retorno nietzscheano? Pues mucha. Ya que afirmar que la vida es sueño es decir que es una ilusión. Y la única forma de “romper” esa ilusión es amándola, deseando el eterno retorno de cada cosa que forma esa ilusión, aunque ya sabemos que el camino es el hastío y la desesperación, luego éstos son superados por el amor y dedicación a cada persona, hacia la humanidad, incluso hacia los momentos aborrecidos. ¿Quién siquiera ha descubierto el día de la marmota? Hay algunos que no saben que existe, sólo están automatizados; otros se quedan en la angustia y el hastío inicial. Otros comprenden la necesidad de hacer pero sólo para sí mismos. Y por suerte hay quienes comprenden el amor que hay en ese “hacer” hacia los demás que a la larga eres tú.

Aucun commentaire: